viernes, 26 de junio de 2009
Cuando Cae el Sol y la Luna es Muerta
La palabra más libre y la espina más posible
La gota vidente que emerge del rocío
La dulce sombra que anticipa cada noche, en un amargo silencio
Un Sol que evita ver la esperanza en los temores de su infancia
Aún cuando el mundo parece un barco a la deriva, en mis ojos cansados
El piano que continúa sonado, del secreto plural que emerge de la lluvia
Los viajes internos habían entendido el mensaje
Se mantenían distantes de la mujer condenada
Considero mil maneras de explicar el asunto, fatídico reflejo
Otras visiones de un vértigo tenaz
Un declive de la claridad del canto, en la voz silenciosa de sus manos
La espina que crece en la mirada de una mujer
La única estrella que da inicio a la demencia de una marea
La vena contraída, aquella sombra en el espejo
Quizás… Como si la muerte liberase el miedo de morir
La tempestad que siembra, la muerte que vivifica, las manos que tiemblan
La boca que espera cantar, la presencia de la nada
El camino que regresa a buscar las piezas dispersas de un alma triturada
La palabra certera que se diserto en olvido
Realidad conciente que emerge de antiguas vivencias
La pupila perfecta sobre la hora súbita que desaparece
Al conjurar un ataque interno
Habían limitado también el crecimiento interno
Como si fuera una herida que se retiene en espasmos, en el vacío de llantos ahogados
Las miradas que pasan y reconocen la espera
De las penumbras que escuchan ya su grito
Titulado en el nombre, la forma irremediable de un vuelco insostenible
Se marchan sin clemencia los suspiros
Extrayendo de su memoria anestesiada
Todas las sonatas y adagios que conocía…
Sabia de aquellos que admiraban sin exigir
En el Sol, la infinita copa que se llena de celebración
Luna, la sangre que llena la copa que corre en su nombre
La copia exacta de un amor mortal
El latido de una campana que llena de aliento
La herida abierta de cuya fuerza me alimento
La cicatriz que se manifiesta en la imagen de la Luna
Tres minutos de agonía a cambio de una eternidad en silencio
jueves, 25 de junio de 2009
Mariposas Inquietas
Contemplo el infinito, en su espiral creciente
Campos floridos, sueños dormidos en su plácido presente
Partículas libres que exhalan la creación de un Universo nuevo
Ojos serenos, que cumplen su dilatación constante
Mirada dorada, sonrisa en abismo
Que vuela como gotas de rocío esparcidas por el viento
¡Entre, Ahogos heredados!
Mariposas inquietas, en un corazón palpitante
Pieles moradas, vidas engañadas
Se ha de creer en la gota que cae, suave en gritos vulnerados
La fila incesante, La niña constante
Sus ojos se abren grandes, sus oídos se expanden
¡Escucha el silencio, Escucha la nada!
La eterna danza, la melodía que dictan las mariposas
El emblema escondido
Mariposas inquietas, en una mirada perdida
Súbito e irremediable, Colapso de emociones
¡Expande tus alas al viento!
Latidos de vida, en la desolación un bravío ensueño
Rostros que se nublan en el espejismo, bajo el filo del embriagante abismo
Avanzan bajo el circular susurro de paz
Y de tus ojos, tú mirada, el alimento de lágrimas inertes
Libera el alma que se encuentra en condena
Obligando a caer bajo la espesura, de Mariposas inquietas
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